viernes, 17 de agosto de 2007

Pero que bruto somos

Los rusos vuelven a patrullar su frontera oriental. Han desempolvado antiguos mapas y rediseñado los corredores aéreos para que viejos aparatos, sacados del museo del ejército rojo, engrasen las turbinas y suelten los tornillos sobre las heladas aguas del círculo polar en el intento de marcar, tal como hacen las fieras, su territorio. Como siempre, los americanos, con su habitual miopía para esta cosas, se lo tomaron a cachondeo diciendo que aquellos aviones nos vetustos aeroplanos de cuando los soviéticos, de acuerdo, son añejos, hacen ruido, no son ecológicos pero son letales, extraordinariamente mortíferos para gloria y orgullo de las oficinas de diseño de tiempos del KGB y el partido comunista.

No existen guerras justas, ni buenas, ni santas. No existen guerras justificadas y mucho menos necesarias; para los rusos su guerra contra el invasor nazi tenía de telón de fondo quedarse con la mitad de Europa y sobre los aliados pesó siempre la sospecha de que el 2do frente se abrió cuando les convino a ellos más que a las naciones oprimidas lo necesitaban. Y es porque las guerras no son gratis. Siempre hay algo. Ese algo es el petróleo del polo norte. Por eso vuelvo a escuchar tambores dentro de la cabeza, ritmos casi olvidados de mi infancia como hijo de la guerra fría. Mundo bipolar en el que todo resultaba simple como una peli de indios y vaqueros.

La guerra fría sería fría para algunos porque los que le tocó Viet Nam por un lado y Angola por otro sabemos que estuvimos en el lado candente del conflicto. Nada de Guerra Fría ni un carajo. Pútin sigue siendo el hombre siniestro del espionaje soviético, ahora reconvertido en líder de un nacionalismo peligrosamente populista que intenta a golpe de doctrinas devolver oropeles perdidos a la Gran Rusia de los cojones. Canadá ya sacó sus naves del armario y en las bases americanas de Alaska, calientan motores.

Y todo por el bendito petróleo. ¿No sería mejor desviar esos gastos en combatir problemas y poner en marcha soluciones a los lío reales que tiene la gente y el planeta? Pero no, la vía más fácil es la presión, pelea de gallos a ver quien tiene mejor espuela, banderita de titanio en el fondo del mar diciendo que ese barro es un trozo de Rusia al mejor estilo de los conquistadores europeos a su llegada a playas americanas _ ¡Esto es mío!_ y venga a gastar y contaminar lo que queda del polo con la reactivación de aerovías a la luz de las auroras boreales.

Pero que estúpido somos, que estúpidos.

Siguen sonando tambores en mi cabeza, hijo soy de la guerra fría, conozco sus acordes, sus silencios, sus armónicas pausas mientras sigue llegando leña al fuego que calienta el caldero donde ojala no se cueza carne humana.

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