domingo, 25 de mayo de 2008

Noche de Paz

Unidas vuestras decisiones, unidos vuestros corazones, que sean uno vuestros espíritus, que podáis vivir juntos mucho tiempo en unidad y armonía

lunes, 12 de mayo de 2008

Doy Gracias

Tal vez uno de los principios más hermosos que, a modo de legado, nos dejó el Maestro Mikao Usui, redescubridor del Reiki, fue aquel que decía: “Solo por hoy agradeceré todos los dones de mi vida”. Y así es. La práctica del agradecimiento nos hace más solidarios y humanos. Un agradecimiento profundo, sencillo y natural permite darnos cuenta del tipo de vida que llevamos, evaluarla, saborearla, entendiendo mejor quienes somos, luego de entender quienes fuimos. Cada mañana es un día ganado a la muerte en aras de la vida e igualmente desafío en el intento de mejorar el cuerpo, la mente, la sociedad, el país y el planeta con el pequeño granito de arena de la fértil existencia. Ocupamos el sitio que otros humanos dejaron, el mismo que llenarán, a su debido tiempo, quienes comienzan la andadura por el mundo. Y ser agradecidos nos conecta con lo mejor de aquellos que lo dejaron con la esperanza de que los sueños, interrumpidos por la partida, sean emulados y mejorados por nosotros, los sobrevivientes. Incorporar el ejercicio del agradecimiento a las plegarias, meditaciones o simplemente a la programación de cada día hace que el milagro de la armonía amorosa se manifieste mientras comprobamos lo afortunado que somos. Yo tengo muchas razones por las que dar gracias. Y en el fondo de cada una deposito un beso luminoso junto al deseo de que lleguen a lo más profundo de vuestras fuentes. Doy gracias a mis amigos, antídoto contra cualquier forma de soledad. Doy gracias a mis Maestros, me abrieron los ojos y el alma. Doy gracias a la enfermedad, me hizo más humilde, sabio y solidario. Doy gracias a mis alumnos, ellos en su conjunto son la escuela donde más aprendo. Doy gracias a la vida, sé que en un segundo puedo perderla. Doy gracias al clima, puedo sentirlo a través de la piel mientras reafirmo que existo. Doy gracias a la muerte, porque es un ciclo inevitable y fértil. Doy gracias a los ángeles, por ser canal de sus obras y guías de mis pasos. Doy gracias a la época que me tocó vivir, sé que las hubo peores. Doy gracias a Dios porque los ojos que leen lo que hoy escribo están hechos a imagen y semejanza de su divinidad. Doy gracias a Reiki, es un camino, uno de tantos, pero un buen camino. Doy gracias al fuego, al aire y al agua, tres elementos que integran el Ser que habita dentro. Gracias a la Tierra, que es madre, gestora y origen de lo que tanto amo. Doy gracias a todos y cada uno de los animales y plantas de mi entorno, escucho y siento la energía que emana de sus discretas vidas. Doy gracias a los que vienen por un consejo y dejan el regalo de su alivio en mi sagrado rincón. Doy gracias al Amor, que lo cura todo, aleja tormentas y está a mi lado en la persona de mi pareja. Y doy gracias a toda la gente de bien que conoceré este año pues tengo un corazón lleno de césped donde tomar el sol sin temores ni tensiones, solo en Paz, en Paz… que es la base de cualquier agradecimiento.

viernes, 9 de mayo de 2008

Infinitamente culpables

Son como son, aunque mucho no se les puede pedir a sus estrechos cerebritos. Los militares birmanos dejaron morir a cientos de miles de compatriotas bajo las ráfagas de un huracán previsto y seguido por las estaciones meteorológicas de medio mundo pero ellos, los muy cabrones, no movieron un dedo. ¿Por qué? No lo se pero existen tribunales que juzgan a tipos como ellos bajo la pena de crímenes contra la humanidad ocurridos durante conflictos bélicos. El no hacer nada cuando se tiene el poder y como tal la responsabilidad añadida de cuidar las vidas de las personas de ese mismo pueblo que se supone se debe proteger, y ver morir a tanta gente e incluso bloquear la ayuda internacional es igual o peor que el daño de la tormenta y por eso siento asco y tristeza en esta mezcla de impotencia que da verles con sus uniformes de opereta posando para la prensa oficial. Miles de almas están en la dimensión claroscura de aquellos que mueren dentro de un absurdo y ellos son culpables. Infinitamente culpables. Que otros les perdonen. Yo no.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Primavera

Entorno los ojos y el sol ocupa otro sitio en mis pupilas, bajo el tabique y apago la radio. Una sombra desocupa el hervor de la carretera y me deslizo entre coches de todo tipo que van a Barcelona. C. y Mo. se quejan de mi forma de conducir, algo de cierto debe haber ya que la pequeña se me quejó hace días al ver los volantazos que doy en las curvas. Y mira que siempre critiqué a los furgoneteros por sus chapuzas en las calles, sobre todo a los de reparto comercial que le entraban a las curvas en dos ruedas. Hoy soy uno de ellos y formamos un extraño gremio de ilustres desconocidos que aplica leyes de cortesía entre ellos y evade los embistes de los camiones pesados que siempre van a lo suyo sacándote de la autopista sin miramientos. Regreso a casa desde el surrealismo de mi oficio y coloco el cerebro en el lavavajillas un rato hasta que recupero ecos perdidos viajando por Internet o el cuerpo de C. que es como la Tierra pero en plan mini. Mi madre desde Miami da gracias a Dios porque sus dos hijos tienen trabajo en medio de una crisis mundial que nos deja en España más de dos millones de parados. Yo creo que si, que tengo suerte en medio de la angustia de no ver llegar los billetes por ningún lado y espero que me siga iluminando porque aquí me necesitan mucho. Mañana saldrá un sol primaveral y asaltará mi sendero hacia el Maresme, le tengo un aire acondicionado y unas gafas oscuras para joderlo y sobre todo, mi sana alegría envuelta en el regreso a mi mundo. Mi pequeño mundo.