Hoy conocí a unos niños extraordinarios, son los hijos de personas que pasan un curso de crecimiento personal entre meditaciones Vipassnas y Reiki. Viéndolos caigo en cuenta que no todo está perdido, que serán los sanadores de mañana y que en sus pupilas brillan luces auspiciadotas de mejores amaneceres. C. les atiende en un albergue rural de Sant Pere de Ribes y se las pasan bomba entre la niñez y la madurez que germina en sus corazones.
El amanecer del mundo depende de los millones de niños que en todo el globo reciben una alternativa educacional paralela a la oficial que les hacen personas responsables y solidarias con sus semejantes y el planeta.
Están llenos de amor por haber sido criados en el amor. Responden a la energía que les fue dada desde la ternura.
Benditos sean.
Que tranquilidad devuelven a mi alma.
No todo está perdido.
No todo.
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