domingo, 8 de junio de 2008

La crisis mundial

Me espera una semana infernal e incierta, nuestro gobierno, al que le pago impuestos y me aplica leyes, o sea, el español, habla de desaceleración y no de crisis. Que se lo cuenten a los rostros sombríos de los trabajadores que faenan en las industrias y negocios que visito cada día. La tensión se palpa en el aire pues no se llega a fin de mes y las sonrisas ya no salen tan espontáneas. El viernes pasado conocí a tres amigos nuevos en una masía perdida en los pirineos, se trata de un perro al que sus amos pusieron Google, a una burra llamada Cleopatra y a un avestruz con depresión luego de perder a su compañera sentimental. Allí habitan jóvenes exiliados de Barcelona. Personas que cansadas de la vida que propone la gran ciudad se marchan al campo y lo curioso es que cada vez conozco a más humanos que deciden el cambio de tren de vida. Viendo los cortes de carretera, la flota amarrada a puerto porque no tienen pasta para llenar los depósitos y la amenaza de que para el jueves comenzará a escasear la gasolina en las estaciones de servicio, da ganas de subir y quedarme con estos tres amigos y mandar al carajo todo esto.

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