lunes, 22 de octubre de 2007

Algo se mueve bajo el agua

Turquía despliega tropas en el kurdistán iraquí. Sube la gasolina. En principio qué tiene que ver, pues yo qué se. El caso es que el barril sigue disparado y no es de cerveza. Suenan ráfagas que nadie escucha en la frontera de un conflicto que me queda lejos. La factura llegará de una u otra forma. El parlamento saca los tambores de guerra bajo el sereno cielo de Ankara. Serán los hijos de otros quienes saldrán al frente de guerra. Los niños de los políticos que atizan el fuego del infierno poseen extrañas dotes para desaparecer cuando llaman a filas. Siempre es igual. Mientras tanto un cromañón ibérico golpeó y pateó a una menor sudamericana en un metro. El debate, tras sacar al aire las imágenes del tipo, está en la calle. Bandas de chicos de Latinoamérica empañan el prestigio de los emigrantes honrados haciendo cagadas en los extra radios de las grandes ciudades para mayor crecimiento de la xenofobia y otras fobias. España es una balsa flotando sobre el mar y atada a Europa y dando pie en África. Aprender a convivir es, tal vez, una de las más difíciles artes inventadas por el hombre. Hay demasiada pereza en el ambiente y pocas ganas de mirar a los ojos al vecino. Si, carros de combate patrullan la frontera con los seguros quitados y el dedo en el gatillo pero aquí, en esta bendita tierra, a veces hay conflictos, pequeños e igualmente humanos, que terminan en dolor eterno y en huellas en el dañado sentimiento.

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