domingo, 13 de enero de 2008

El Miedo

Noche de música y gente cubana en el “Habana Tapas” de la pequeña ciudad de Gavá regentado por la familia Valcárcel de entrañable amistad luego de tantos años. Ambiente muy habanero iluminado por el arroz blanco, los frijoles negros, la ropa vieja, el picadillo, la yuca con mojo con cerveza fría y el corazón caliente. En un momento de la actuación alguien pidió la canción Comandante Che Guevara descompuesta por el cabronsete de Carlos Puebla en los 60 y que forma parte de la mitificación de este soñador de totalitarismos que murió en el 67 en Bolivia para terminar, con boina y todo, moviendo las mejillas al vaivén de las tetas de aquellas que le cuelgan en sus camisetas. Mi amigo Rojas, cantante matancero, fiel a la letra original soltó aquello de “y con Fidel te decimos hasta siempre Comandante” con el irónico enfado y mordaz comentario entre compás y compás de mi querido Pachuco, tresero y percuta que odia al jodido argentino pero, la fiesta continuó y pasamos de la trova tradicional a la nueva, sonaron aires campesinos mientras el monte adentro caldeaba la helada madrugaba con el contrapunto de una improvisada rueda de casino que nos transportaba a la capital de una isla flotando en algún sitio de nuestros corazones. Ya al final y al son de la Guantanamera, en una de mis inspiraciones solté aquello de “Santa Bárbara bendita, virgen de los siete rayos, mándale uno al Caballo que el pueblo lo necesita” y como todos saben que “el Caballo” es Castro, de pronto y por unos tres segundos los instrumentos matizaron a la baja y las voces callaron su alegre parla dejando que la sombra de la auto represión oculta en el tuétano del alma inundara las paredes del restaurante. Luego, como quien regresa de un sueño, todo volvió a su ritmo y las sonrisas a las mesas. Una dictadura triunfa cuando integra, cual virus en el sistema operativo, el miedo en los actos reflejos de las personas. Cuando se cantó el puto homenaje al Che todo quedó a medio camino entre el folclore y la herencia musical de Cuba pero cuando se dijo una metáfora directa a Fidel muchos estómagos se contrajeron y algún esfínter se relajó. Imagino que en ese momento perdí algún que otro simpatizante pero el futuro de mi país pasa por aprender a convivir con las aristas que forman la realidad luego de la caída del pensamiento único. Algún día de podrá cantar una canción alabando a Fidel y a continuación otra condenando sus crímenes sin que nadie se corte las venas. Fue una buena noche. Aprendí que el camino hacia la normalización ideológica en Cuba será complicado, muy pero que muy complicado. De todas formas… por favor, Santa Bárbara, acuérdate de mi petición.

1 comentario:

Miguel dijo...

Cuanta razón desbordas.
Y si Santa Bárbara está despistada.... San Benito, San Benito, que le caiga un meteorito.

Miguel-Lleida