
Me cae bien este número, me gusta el dos porque tiene aire de acompañamiento, un par de ceros rima con el par de timbales necesarios para comerse todo un año que queda por delante y por último el ocho, rechoncho y asentado, como un sabio múltiplo de muchas cosas.
C, me pregunta qué pido para este año. No se, de veras que no se; tal vez lo clásico es pedir salud, amor y dinero. A mi me basta con menos. Si algo me sobra es amor, la salud anda más o menos y el dinero da para lo justo. Tengo empleo en un país con tres millones de tipos sacándose los mocos y eso es casi casi, una lotería.
Pero lo principal es lograr la Paz aquí dentro. Quitar del camino resabios y rencores. Ser más amigo de mi mismo y así expandir un poco más mi espíritu.
Bienvenido seas pequeño 2008 aunque llegas con la herencia maldita dejada por tu padre y abuelo, hambre y guerra en el mundo, ignorancia y desigualdad en los corazones y los estómagos. Ojala te recuerde como algo positivo cuando diciembre marque el final de tu ciclo.
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