sábado, 5 de julio de 2008

¿Quiénes son y dónde están?

Vieja costumbre mía la de ver pasar gente en las calles, plazas y esquinas, soy un viajero de los gestos, las posturas, los diálogos del cuerpo en la rutina cotidiana, mis ojos captan imágenes que la mente reconvierte en sentimientos desde el ángulo subjetivo del observador. Y allí, en mi oficio de hombre invisible leo unos cuantos capítulos del libro de la vida en la piel y las sombras de los protagonistas. Esta visión será parcial y condicionada por mi cultura y mi historia, conozco las limitaciones y por eso apuro la apertura mental y la maquinaria que bloquea el juzgar a los demás a cambio de aceptar que ellos son como son aunque eso no signifique necesariamente que lo que aparentar ser, sea lo que son. De ahí las caras de los policías de frontera que custodian la entrada a los Estados Unidos en el aeropuerto de Miami. Son tipos especiales, no precisamente brillantes pero expertos en dar palos de ciego con el fin de atrapar algún de malo de la película y llevarlo a la cárcel. Al menos la frontera está delimitada por garitas, cristales y otras señales pero, ¿qué pasa con los que cruzan y se integran miméticamente en el entramado social del sur de la Florida? Es complicado ya que algunos de mis compatriotas son agentes de la Inteligencia cubana empotrados en Miami bajo el paraguas de un trabajo y una vida común y corriente mientras espían para La Habana agrupados en células operativas descentralizadas e independientes que, una vez compartimentadas, son fuente de información concreta sobre aspectos militares, sociales y políticos de la vida diaria de los cubanos y americanos de esa zona de la Unión americana. Y tales pensamientos me venían a la mente mientras disfrutaba del ambiente cubano de esa ciudad, sus olores, sus playas, su gente y entre ellos, pensaba yo, cuantos hijos de la gran puta estarán trabajando para la seguridad del estado criolla mientras se llenan la panza de líquidos y sólidos prohibidos para sus hermanos de la isla por aquellos para quien trabajan, paradoja y jodienda. El FBI tiene datos que 18 meses después de caer la llamada Red Avispa, que espiaba las movidas en la peninsula floridana, los grupos de inteligencia cubana se reagruparon para dolor de cabeza de las agencias americanas encargadas del tema. En el mundo claro oscuro de las operaciones de inteligencia hay un sustrato humano que no tengo claro como se resolverá. No sé que se hará con gente como Juan Pablo Roque, un espía que se fugó a La Habana un día antes de que los Migs cubanos, por orden directa de los Castro, derribaran las avionetas de Hermanos al Rescate. ¿Se refugiará en Irán o algo así? Muchos que trabajan para el gobierno cubano y que son ciudadanos americanos se disolverán en el silencio hasta que con el tiempo un periodista curioso o familias buscando justicia saquen a la luz estas vergüenzas. Mientras tanto miro los rostros de la gente y sigo preguntándome ¿quién de ellos tendrá un alias, una leyenda, una biografía fabricada para anotar y luego enviar a Villa Marista unos datos que junto a otros son los ojos y oídos de Fidel Castro en territorio americano. Que mal royo ¿verdad?

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