jueves, 20 de diciembre de 2007

Vuelvo al Blog

Regreso al blog no como el hijo pródigo que vuelve al hogar sino como alguien francamente agotado de tanto trabajo. Se asoma a lomo de relojes un fin de semana merecidamente tranquilo más lo que pellizco de las navidades reconvertido en días de cama y televisión luego de tanta carretera de montaña, nieve, lluvia y atascos en autopistas. Lo único que desencaja es la ausencia de C. que anda por las Asturias del Alma desde ayer noche en que le despedí con un beso rápido por culpa de un tren que no esperaba en una estación en obras y controles más propios de aeropuertos que de casa de locomotoras. Así que ya me las apaño a mi manera con el descoloque propio de quien anda sin su mitad. Mañana M. se va para Andalucía con el novio y quedo más o menos solo en casa con Mo. y Golfo, el perro de M. que es pequeño, peludo y muy jodedor. La Navidad se adentra en los corazones como el frío de un invierno que necesita agua para las cosechas y los pantanos. El mar sigue allí, amplio y azul plomizo. La vida transcurre conmigo o sin mí, por eso hago surf sobre sus olas y respiro hondo cada vez que en la carretera alguien pierde el control y queda con las cuatro ruedas mirando el cielo, nunca termino de entender por qué esta gente no cambia su manera de conducir cuando cae nieve o llueve, en fin… no dejo de asombrarme. El amor sigue intacto y engrasado mientras funciona a tope. 2007 recoge sus matules y cincela su epitafio. Mi mundo sigue armado sobre el esqueleto de las pequeñas cosas. No tengo claro si soy feliz, tal vez lo sea y no me doy plena cuenta, quizás al llegar a anciano mire estas fechas y las recuerde como un tiempo feliz, creo que debo espabilar y tomar conciencia de mi “ahora” pues luego ya será tarde. Denme hoy lo que hoy toca. No después, ni pasado mañana, puede que sea tarde o ya no valga la pena. Veo el dolor ajeno cada día en los hospitales, en las urgencias, en los pasillos y consultas. Si la Felicidad es el Hoy que vivo, bienvenida seas cariño, acércate y bésame en la boca, invítame a una copa y luego hagamos el amor sobre las hojas que dejó el otoño pues no se si te veré a mi lado en el futuro que se avecina cubierto de interrogaciones.

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